jueves, 4 de septiembre de 2014

A LOS 40





No pretendo ser un crítico de cine, solo es la opinión de un aficionado al cine que asiste asiduamente a las salas a ver sobre todo cine peruano, el cual me gusta mucho. Se suscitó una gran polémica en torno a la película A los 40, detractores y partidarios de la película se enfrascaron en una discusión indisoluble que provocaron desmesuradas críticas por parte de ambos bandos de los cuales solo terminaron por enturbiar más el análisis objetivo de la película. Desde una mirada neutral y objetiva vamos a distinguir y desmenuzar los diferentes elementos que están contenidos en la película y también algunos que estuvieron alrededor pero que también están involucrados con la misma. Cómo mencioné hubieron críticas desmesuradas, desde un sobrevalorado Bruno Ascenzo hasta una mediocre y falta de profundidad cinematográfica con ausencia de mensaje generacional y cuestionamiento analítico sobre el tiempo y la amistad. Para empezar creo que la película no tiene más pretensiones que la de divertir y pasar un momento distendido y gracioso viendo una comedia ligera que por allí nos emocione un poco y que no necesariamente nos haga reflexionar en algo más allá de una sensación de vana nostalgia. Es cierto que la película se sostiene en la popularidad de algunos actores y en la gran campaña de marketing para promocionar la película, de eso creo que no hay discusión, es más me parece válido para buscar el apoyo que el cine peruano necesita y que se acostumbra en otras partes del mundo, por otro lado ese “tango” de que hay que ir al cine “solo porque es una película peruana” y no porque la cinta es buena me parece más que discutible pero bueno son solo argumentos accesorios que como tales hay que dejarlos ahí. Por otro lado coincido con varios columnistas cómo el Búho del Trome del papel de algunos actores como la de Johana San Miguel, sobreactuada y exagerada en su actuación con frases primariosas e infantiles que mediante la grosería buscaba la risa fácil resultaba sinceramente chocante, además no entiendo por qué tenía “una hija argentina” lo cual personalmente le quitaba verosimilitud. Otro detalle era la omnipresencia de Carlos Alcántara en la película, todos sabemos lo buen e hilarante actor que es, pero por eso no va estar hasta el cansancio en toda la cinta con apariciones algo impertinentes, cómo dice Rodrigo Bedoya en el Comercio, el tema está en que estas intromisiones humorísticas se sienten un tanto forzadas y cortan la intensidad de algunas secuencias. Con respecto a las situaciones y diálogos es cierto que algunos eran algo sosos y previsibles sin embargo fueron la minoría porque la mayoría de las situaciones si ostentaron diálogos ingeniosos y frescos enriquecían la película. También coincido plenamente con lo que dice acertadamente el crítico y experto Ricardo Bedoya en el diario de satán, en el final de la película resulta previsible con las reconciliaciones y amistes de siempre con lo que sientes que ya has visto eso antes y puedas adivinar fácilmente lo que viene. Pero recuerden que es un producto cinematográfico comercial dirigido al público masivo, con lo que muchas críticas resultan redundantes, ya que la mayoría ya sabía a lo que se atenía cuando fue a ver la película.


Tal vez la gente esperaba erradamente una película tan bien lograda cómo el fenómeno de Assu Mare o quizás esperaban algo más de Bruno Ascenzo, eso pasa cuando se crean excesivas expectativas debido al conocido talento de Ascenzo  y por eso se le pide o se le exige algo más que eso, siempre será así, pero sé que en el futuro Bruno tendrá su revancha.

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