jueves, 18 de septiembre de 2014

PERRO GUARDIÁN

El impasible Perro o Rubén o Miguel, ex militar devenido en sicario nos muestra la cara más brutal y salvaje que exhibe el crimen en nuestros días. Nos muestra la violencia enquistada en nuestra sociedad y cómo se convive con ella en un ambiente lúgubre y oscuro creado por la muy buena fotografía de la película.También me hace considerar en la cuestión de que si el ser humano se vuelve violento debido a la circunstancia o ya trae consigo una carga de violencia instalada en su naturaleza esperando un desencadenante para poder salir. Después de haber pasado por la inimaginable presión y crueldad a las que están sometidos los militares que fueron destacados a los lugares donde el terrorismo se vivía con mayor intensidad. Las llamadas zonas rojas. Un ser abstraído de la ley y de la civilización incapaz de interactuar con urbanidad  con las demás personas. 
Nos permite ver un versátil Carlos Alcántara, el actor hace ostensible su calidad actoral tanto como un divertido y ameno personaje como también un despiadado y sombrío papel de sicario como lo hace en Perro guardián. Quiero resaltar el trabajo de Juan Manuel Ochoa, el popular Jaguar, de La ciudad y los perros, un excelente actor con un talento inagotable, en una breve aparición con un papel sobrio, preciso, creíble con unos diálogos muy bien formulados y muy bien ajustado a la personalidad y talento que le ofrece Ochoa siendo un muy buen nexo de información para contextualizar la situación por la que está pasando el Perro. 
Todo esto enmarcado en una Lima ruinosa, sucia y oscura que pertinentemente le da a la película esa atmósfera misteriosa que me parece pretendían los directores. Una crítica muy acertada por parte de Rodrigo Bedoya en la cual nos expone: “la cinta se resiente un poco en su media hora final, justamente cuando explicita ese lado oscuro y vuelve evidente el pasado de sus personajes” como la explicación del personaje de Reynaldo Arenas en la cual se hacía previsible lo que ya intuíamos de su pasado oscuro haciéndolo obvio y redundante ese lado oscuro sugerido que tan bien le sentaba. Una muy buena escena  de la película es cuando el Perro se encuentra en el bus y sube una ex presidario a pedir dinero y termina con la golpiza final del Perro a éste. Manifestando esa violencia cotidiana que existe en nuestro ambiente. Salvo esos momentos que mencionamos líneas arriba sobre la última media hora, esto no opaca, ni desluce, ni le quita mérito a la cinta que en gran medida funciona y destaca nítidamente en el cuidado y el tratamiento que le dieron a la trama y que propicia una muy bien lograda película.

                                              



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